miércoles, 2 de septiembre de 2015

Candelario o Arquitectura para matar

(Voladizos de Candelario)

   Situado en la Sierra de Béjar, al sur de Salamanca, Candelario es un ejemplo de pueblo de montaña que no te costará adorar. Es un pueblo moldeado a su principal fuente de ingresos; la matanza de animales de consumo. La arquitectura popular tan imaginativa y auténtica tiene en Candelario un buen ejemplo.  La honestidad de la formas y la resolución intuitiva de los elementos nos evocan usos y costumbres tan románticos que nos obligan a elogiar cada detalle, cada chispa de ocurrencia arquitectónica que hace a Candelario irresistible. Una villa con personalidad volcada al turismo, como muestran los paneles informativos que salpican sus calles y que tratan de instruirnos en los antiguos quehaceres de los lugareños.

(Ermita del Santísimo Cristo del Refugio)

   En la parte baja de la ciudad se arremolinan restaurantes que conviven con los coches que se apilan en calles y parkings improvisados. La coqueta y cautivadora ermita del Santísimo Cristo del Refugio sirve de presentación al municipio. Desde este punto podemos ascender por las calles empedradas de la villa y sorprendernos del cuidado con el que los vecinos miman sus casas y rincones. 

(Casas chacineras)

(Batipuerta)

   La vivienda típica de Candelario se denomina casa chacinera y guarda la esencia del pasado con numerosos elementos funcionales que nos ayudan a viajar en el tiempo. Cada puerta está salvaguardada a su vez por una batipuerta que impedía el acceso de la res al domicilio y proporcionaba protección al hombre mientras mataba al animal que estaba atado a una gran argolla clavada a la pared. La primera estancia es un gran zaguán donde se desmembraría el animal. La sangre sobrante y los desperdicios se lanzaban a los regueros que recorren todas las calles y que a su vez se aunaban a una acequia mayor situada en la parte más alta del pueblo y con la que se controlaría el caudal. A continuación se haya el picadero. En este espacio se trataría la carne y se elaboraría el embutido. En la primera planta se alza la vivienda familiar propiamente dicha y la segunda estaría destinada al secado y conservación de los productos. La mayoría de las casas, además, destacan por sus voladizos, algunos de ellos historiados, y por el hastial: Revestimiento de tejas en las paredes para amortiguar los efectos de la lluvia.

(Hastial)

   Actualmente, muchas de las canalizaciones, están parcialmente tapiadas para favorecer el paso de vehículos y peatones. No obstante, hay muchos rincones en los que éstas permanecen al descubierto indicándonos la dirección de las regueras como en la calle de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. 

(Calle de la Iglesia con reguero en primer plano)

   Los vecinos de Candelario están muy orgullosos de su tradicional arquitectura y las nuevas edificaciones se revisten con elementos costumbristas como es la batipuerta o el hastial ofreciendo una imagen cuidada y cohesionada del municipio. En nuestro deambular encontramos bastantes casas deshabitadas, algunas de considerable enjundia. El eterno problema de nuestro rico patrimonio caído en desgracia por las crisis y las peculiares mamarrachadas atribuidas a la gestión política de nuestros representantes. Sirva esta entrada para reflexionar sobre la destrucción inconsciente de nuestro patrimonio que poco a poco se ve cercenado por la desidia y desinterés de los que están arriba y por el conformismo y la mentalidad pazguata de los que andamos por debajo.