(Campo Grande)
En el corazón de Castilla y León, estratégicamente ubicada, Valladolid, se abre a nosotros, cómoda, limpia y noble. Una ciudad con un centro peatonal bastante funcional y cuya apuesta por el turismo, no parece que desde hace muchos años, se ha convertido en su máxima. Y es que, paseando por sus calles, se nota esa sensación de escaparate continuado. La ciudad refulge de limpia, sus fachadas están muy cuidadas y sus amplias calles te hacen sentir como en casa. Se le nota. La ciudad os lanzará guiños convincentes, coquetea contigo para que la quieras. Desde que en el 2011 obtuviese en Suecia el galardón de "La ciudad mejor iluminada del mundo" frente a 180 candidatas, Valladolid se las sabe bonita y presume de ello.
Partiendo desde el Campo Grande, corazón verde de la ciudad, se respira la tranquilidad propia de un holocausto o, lo que es lo mismo, un domingo de agosto en una ciudad de interior. El parque posee una arteria central que lo cruza de punta a punta y desde la que parten pequeños senderos entre coquetos jardines. La visita no te llevará mucho tiempo, pero es un buen preludio para introducirte en la ciudad. Saliendo en Plaza de Zorrilla, acomodando las pupilas al enorme y luminoso espacio de sus avenidas la ciudad se expone con todo su explendor. Zorrilla desde su pedestal te saluda teatral frente al magnifico telón de fondo que imprime el edificio de la Academia de Caballería.
(Estatua de Zorrilla frente a la Academia de Caballería)
Pasear por la calle de Santiago entre semana debe ser muy diferente a hacerlo en este domingo de verano. La vía comercial peatonalizada por la que caminamos está repleta de comercios que seguramente insuflarán vitalidad al centro de la ciudad. Desde aquí llegamos hasta el corazón de Valladolid; Plaza Mayor. Lugar de reunión de los vallisoletanos, la plaza, una de las más grandes de España, se erige sobre una imponente galería de granito repleta de bares que contrasta con el rojo intenso de su fachada. Preside la plaza el ecléctico Ayuntamiento de principios del siglo XX.
(Plaza Mayor)
No hay tiempo para demoras, en domingo, la ciudad termina de morirse a las 14:00 y todo o casi todo lo visitable quedará cerrado hasta el martes. Así que tenemos que decidir entre el Museo Nacional de Escultura, el moderno Museo de la Ciencia, el Museo Oriental, la Casa-Museo de Colón, la Casa-Museo de Zorrillao y la Casa-Museo Cervantes. Optamos por su trascendencia artística por el primero echando un vistazo a la Iglesia de San Pedro que está justo al lado, lo mejor, su fachada.
(Iglesia de San Pedro)
(Museo Nacional de Escultura, fachada del Colegio de San Gregorio)
El Museo, uno de los más antiguos (1842) se ha ido expandiendo con el paso de los años y actualmente abarca tres edificios: Casa Sol, Colegio de San Gregorio y el Palacio de Villena. Hay que volver a decidir, la vida son elecciones amigos y amigas. Nos encaminamos al Colegio de San Gregorio para visitar la colección de escultura de los siglos XIII a XVIII. No sólo las obras que atesora, fruto, muchas de ellas, del intento de preservarlas tras la desamortización, son dignas de visita; atónitos nos quedamos ante la presencia de la bellísima Magdalena penitente de Pedro de Mena o la brutalidad del Cristo yacente de Gregorio Fernández. El edificio, también guarda bellos rincones como el espectacular claustro que nace gótico para terminar en su segunda galería en una exacerbada profusión de guirnaldas y amorcillos en estilo plateresco.
(Galería superior del Claustro del Colegio de San Gregorio)
Terminando la visita a empellones del funcionariado vallisoletano ya sólo nos quedaba conformarnos con la visita exterior de la ciudad y fruto de ello fue un ameno paseo que nos llevaría hasta la Catedral, la iglesia de Santa María de la Antigua, la Universidad y la parisina Paseo Gutierrez, galería comercial de finales del siglo XIX. Todos ellos lustrosos, brillantes y relucientes esperando al turista para captar la mejor de sus sonrisas.
(Santa María de la Antigua)
(Universidad)
(Paseo Gutiérrez)
RECOMENDACIONES:
- Visita Valladolid entre semana. No parece que el verano sea su mejor momento.
- Disfruta del paseo de luz nocturno que ofrece la ciudad. Los monumentos se iluminan de unos colores determinados según la ruta en la que te encuentres. Ojo, que no dura toda la noche.
- Selecciona bien el sitio para comer, los buenos lugares no están muy visibles, nosotros no tuvimos suerte en nuestro almuerzo. Reserva, siempre reserva.
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