domingo, 17 de abril de 2016

Salzburgo o My Salzburg´s favourite things (Mis cosas favoritas de Salzburgo)

Panorámica desde la Fortaleza de Salzburgo

   La ciudad de la sal o Salzburgo es un suspiro en el tiempo entretenido por montañas nevadas y un valle quebrado por el verde que inspira el río Salzach. El centro histórico de la ciudad queda enmarcado por dos promontorios: el Kapuzinerberg y el Möchsberg. La ciudad vieja se cobija bajo las sombras de estas montañas y despunta en un sin fin de campanarios y cúpulas bulbosas. A pesar de ser la cuarta ciudad más poblada de Austria se puede respirar del tradicional aire campestre y la anecdótica sensación de lo provinciano entre sus calles. Aunque muy limada por el turismo y las grandes firmas de moda que se extienden por sus numerosísimas tiendas, Salzburgo sigue respirando de su pasado medieval con la fortaleza de Holhensalzburg como principal icono de la ciudad. Desde lo más alto del Mönchsberg, el castillo de la fortaleza reluce con un desvencijado fulgor blanco acaparando la atención de todos los viandantes. Un recuerdo de la potencia económica de la ciudad ligada al mercadeo de la sal que desde el siglo VIII se transportaba en barcazas a través de las aguas del Salzach. 

Galería comercial en Salzburgo

   Salzburgo es conocida por dar a luz a Mozart en 1756 y por ser el escenario de Sonrisas y Lágrimas, y aunque el turismo busque estas dos referencias, la ciudad es mucho más y merece la pena perderse entre sus calles para respirar el aire refinado que se esconde entre sus teatros y cafés. Nos gustaría que te olvidases de los museos y disfrutases de las experiencias que ofrece esta ciudad a pie de calle. Comenzamos el paseo.

Panorámica de Salzburgo desde Kapuzinerberg

   Desde la parte norte de la ciudad, bajando por Linzer Gasse te animo a subir al Kapuzinerberg para disfrutar de las vistas más espectaculares de la ciudad. Entre bosques y con el imponente monasterio de capuchinos vigilante encontrarás un lugar apacible en el que solazarte.

Jardines y Palacio de Mirabell

   Dejando atrás la primera de las montañas que protegen la ciudad nos acercamos al río para disfrutar de los jardines del Palacio Mirabell donde reconoceremos los primeros escenarios de la familia Von Trapp. Unos coquetos jardines que presumen de bonitos frente al palacio barroco que el príncipe-arzobispo Wolf Dietrich mandó construir en 1606 para una de sus amantes. - Así cualquiera se enamora ¿Verdad? Lo más espectacular del palacio es el Salón del Mármol que podrás visitar durante algún concierto.

Tarta Sacher

   Paralelos al río por Schwarzstrase pasearás por la avenida cultural de la ciudad. En ella se encuentran los teatros más considerados: Mozarteum, Marionettentheater y el Landestheater, así como la segunda residencia de la familia de Mozart. Un estupenda idea sería disfrutar de un espectáculo en alguno de estos recintos para luego pasar al Hotel Sacher y degustar sus famosas tartas. ¿Dónde si no? Fue en esta ciudad donde un ayudante de cocina, de nombre Franz Sacher, inventó esta famosa tarta para agradar al príncipe Klemens  allá por 1832.

Getreidegasse con sus elaborados letreros como principal reclamo visual (los anuncios de neón de la Edad Media)

Cementerio de San Pedro

   Cruzando el río Salzach nos adentramos en la parte más colorista de la ciudad: iglesias, tiendas comerciales, cafés y restaurantes de todo tipo se exponen ante las hordas de turistas  bajo la atenta mirada de la fortaleza. Hay muchos rincones de esta ciudad que merecen ser visitados, aunque la auténtica belleza está en los recovecos que originan las galerías comerciales de Getreidegasse, el abrumador y colorista cementerio de San Pedro y el llamado DomQuartier que alberga los principales monumentos y museos de la ciudad: la Catedral y el palacio barroco Residenz.

Residenz

Catedral desde el funicular

Vistas de la Fortaleza desde la ciudad

   Subir hasta la fortaleza a través del funicular es la visita obligada de la ciudad. El espectacular recinto amurallado merece el coste de su entrada. Pasarás una mañana saciado del embate medieval que supone este monumento de más de 900 años. Ayudado por la audioguía gozarás de una experiencia profunda de la historia de la ciudad a través de su monumento más memorable. El Salón Dorado es, por derecho, el lugar más espectacular del edificio. Tampoco puedes perderte las vistas de la ciudad desde sus torres e indagar entre los museos que guardan sus paredes como el museo del títere.

Panorámica del patio principal de la Fortaleza

   De vuelta a la ciudad, continua tu paseo por las callejuelas atestadas de turistas y no dejes de mirar a uno y otro lado para enamorarte de cada detalle; desde los laboriosos letreros de hierro forjado de los comercios hasta la multitud de iglesias barrocas que crecen de manera profusa por la ciudad. Pero venir a Salzburgo es encontrarte con la gastronomía y hay una serie de estaciones, para nada penitenciales, que has de completar si quieres llevarte el "Salzburgporte" del buen turista. Atento, atenta, a las siguientes imágenes.

(De izquierda a derecha) La mejor y más variada tienda de queso austriaco en Kaslöchl.
El café y pastelería Fürst para probar las únicas bolas de Mozart originales de toda Austria.

En el Café Mozart disfruta de este goloso dulce para llevar que tanto le gustaba comer al compositor.

La mejor panadería tradicional de la ciudad con más de 700 años de historia junto a una espectacular noria. Stiftsbäckerei St Peter

El mejor strudel de manzana en el Café Tomaselli

Llévate un bonito adorno navideño hecho a mano en cualquier época del año. Hay muchas tiendas de artesanía que nos recuerdan la relación de la ciudad con uno de los más espectaculares mercados navideños del mundo. Candela es una de las tiendas más prometedoras.

 Restaurante Bärenwirt

   Sería injusto terminar esta entrada sin aconsejarte un lugar donde saciar, si aún no o has hecho, tu hambre más voraz. Te recomiendo uno de los restaurantes con más solera de la ciudad, el Bärenwirt. Es un acogedor restaurante del siglo XVII en el que podrás encontrar la auténtica comida austriaca. Asados, knödel, trucha y el auténtico soufflé sazburgués. Un lugar encantador, con una atención cuidada al calor de las típicas estufas de azulejos de la zona. ¡Qué aproveche!

Soufflé sazburgués

RECOMENDACIONES:

- Mientras viajas a Salzburgo o no te recomiendo disfrutar de un día de cocina haciendo tu propia tarta Sacher. Ahí va la receta. Tarta Sacher (pincha aquí)

- ¿ Y cómo no? Has de ver Sonrisas y Lágrimas.

- Para subir a la fortaleza has de comprar el billete junto al funicular. Cuando nosotros visitamos el Castillo sólo se podía acceder de esta forma.




   

domingo, 10 de abril de 2016

Viena o Tardes de café imperial


Mostrador de dulces en el Café Mozart

   En Viena podrás encontrar una exquisita cafetería para desayunar, almorzar, merendar o cenar casi a cualquier hora del día. Estos templos gourmet listos para dar comidas durante todo el día están cargados de historia y todos tienen alguna peculiaridad que los hace únicos. Lámparas de araña, percheros de madera junto a cada mesa, revisteros de madera, flores naturales, papel pintado en la pared, sillones tapizados, servicio exquisito... Así es entrar a un café vienés.

Chocolate Mozart

   La mayoría de la cafeterías tienen un atractivo aire decadente que las dota de una personalidad cautivadora. La tela de las sillas y sillones está algo deslucida del trasiego de traseros que festejan con regocijo la llegada de la comida que con tanta educación edulcorada deja el servicio sobre la mesa. Todo reluce y se multiplica ante la compañía de los espejos que amplían el escenario de nuestra pecaminosa gula. Nos encontramos desde locales modestos, pero muy mimados por su clientela, a fastuosos "parques de atracciones del café con tarta" en donde cambias de siglo al entrar por la puerta. Te animo a que disfrutes de todos ellos y que almuerces ligero para poder engullir la merienda. La hora del café en Viena es una visita más que anotar en tu cuaderno de bitácora.

MarillenKnödel

   La comida no es el plato fuerte de la ciudad. El schnitzel, escalope de pollo o ternera, es su gran apuesta gastronómica, junto con los knödels, que son albóndigas de pan. Sopas, salchichas y goulash completan los platos principales de Austria. Pero para dar placer a las papilas gustativas hay que trasladarse al desayuno y a la merienda en donde hay sitio para la increíble repostería de la que goza este país. Strudel, tarta Sacher, kaiserchmarrn (pancakes), marillenKnödel (bolas de albaricoque), tarta imperial o bizcocho de mármol son nombres propios que has de sumar a tu lista de pecados capitales. Ya sea con el turístico café vienés o con un buen chocolate disfrutarás de uno de los momentos más suculentos del día. Una manera muy apropiada para reponer fuerzas. ¿No te parece?

Tarta Imperial

   Existen muchos lugares para disfrutar de tanto despliegue azucarado y la oficina de turismo aporta a su vez un folleto con un listado de Cafés que no puedes perderte. Nosotros disfrutamos principalmente de estos sitios.  El Café Imperial, en el maravilloso hotel del mismo nombre, en pleno Ring. Un edificio decimonónico abrumador que resulta imposible no sucumbir ante él. Para mayores ostenta la receta de la tarta imperial que es un ampuloso bocado de mazapán y chocolate con notas de frutos secos o frutas (según la variedad de tarta imperial que elijas ). El Café Mozart, además de encontrarse en un lugar privilegiado junto a la Albertina o la Ópera, es uno de los cafés con más tartas para degustar y en donde podrás gozar de una divertida variedad de chocolates calientes. Cerca de aquí está el Hotel Sacher. En su cafetería, o en su tienda, puedes probar la tarta que lleva su nombre a base de chocolate y mermelada de albaricoque. Una opción más ecléctica es la que ofrece el Café Diglas, aunque el servicio no es tan atento. El Café Museum es otro bonito restaurante que puedes encontrar por el centro de la ciudad, muy cerca de los Apartamentos Imperiales. Destaca por su magnetismo y por la esplendorosa luz que entra a raudales por sus amplios ventanales.

Naschmarkt

   Por último, más alejado del centro, os propongo un paseo por el mayor mercado de la ciudad. En un día soleado el Naschmarkt debe ser un hervidero de turistas y vieneses que repostan entre sus numerosos puestos y bares. A nosotros nos tocó un día lluvioso por lo que el mercado no estaba muy animado. Es un buen lugar para comprar comida fresca y variada si te alojas en un apartamento, para tomar una cerveza o indagar en la cocina oriental, pues existen bastantes restaurantes de este tipo. Otro signo de identidad es la profusa colección de puestos turcos que se extienden por el Nasch. Como imaginarás los baklavas están en cada rincón.

Escaparate de Gerstner

   Existen tiendas capaces de despertar las papilas gustativas de un muerto. Auténticas orgías para nuestros sentidos que, además, están decoradas de manera obscena. Estos lugares de perdición y agresión nos vuelven locos y nos encanta perdernos en sus mil productos y detalles. Si paseáis cerca de la Ópera buscad la pastelería Gerstner y dejaos llevar.






Viena o Más allá del Ring

Jardines de Schloss Schönbrunn

   En Viena da pereza coger un metro o un tranvía. Todo está tan cerca. Posee tantos rincones acogedores que la idea de sumergirse en el subsuelo frío, gris y monótono de su red de metro se vuelve una aventura algo tediosa. Pero tenemos que optimizar nuestra visita y, hoy, hacemos un tour cargado de contrastes de norte a sur de la ciudad. Primera parada; Karlsplatz.

Iglesia de San Carlos Borromeo

Interior de Iglesia de San Carlos Borromeo

   La Iglesia de San Carlos Borromeo se encuentra al sur de la plaza del mismo nombre y que abre las puertas a uno de los principales barrios de la ciudad fuera del Ring. Es una iglesia barroca construida bajo el mandato de Carlos VI y como respuesta al final de la peste que asoló la ciudad a principios del siglo XVIII. Es una iglesia cargada de simbolismos en donde destacan las dos columnas inspiradas en la de Trajano y la gran cúpula ascendente decorada por Johann Michael Rottamayr. La iglesia, en proceso de restauración desde 2002, aporta un aliciente. Han dotado de ascensor al andamio que utilizan los restauradores del templo y los turistas podemos subir a lo más alto de la cúpula y descubrir en el vertiginoso ascenso el delicado trazo de la pintura al fresco y los numerosos trampantojos de los que se sirve el barroco para ennoblecer sus obras. Una emocionante clase de pintura en directo no apta para personas con vértigo.

Schloss Schönbrunn

   La línea 4 del metro nos deja a las puertas de gran palacio de verano de los Habsburgo, Schloss Schönbrunn. Antes del actual recinto clasicista fue un palacio de caza que pasó sin pena ni gloria hasta la llegada al trono de María Teresa (1717-1780). La única mujer que gobernó el impero de los Habsburgo, bajo su despotismo ilustrado, inculcó grandes reformas a nivel financiero y educativo que hicieron del centro de Europa un modelo a seguir. Lástima que sus ideas progresistas no se trasladasen a la tolerancia religiosa, pues se mantuvo beligerante ante toda religión que no fuese la católica y ganó el dudoso honor de ser el monarca más antisemita de la época. La mujer centró su atención en este lugar apodado el Versalles de Viena para que sus dieciséis hijos pudiesen "cafrear" a gusto entre fuentes, árboles y animales. Construyó el primer zoo del mundo en 1752 que aún hoy funciona como tal, el Tiergarten.

Palmenhaus

   El interior del palacio, de estilo barroco, contiene más de 1400 estancias de las que podrás visitar una veintena de ellas primorosamente decoradas. Disfruta de la grandeza imperial de María Teresa en un marco inigualable a rebosar de turistas y excursiones de institutos. Ya en el exterior, déjate llevar por los exuberantes jardines del palacio que en primavera y verano han de ser un deleite para los sentidos. Como nosotros hemos visitado Viena en invierno y no queremos quedarnos con las ganas de ver el potencial floral de esta ciudad nos adentramos en el Palmenhaus, un espectacular invernadero de 1880 de hierro y cristal. Toda una sorpresa por fuera y por dentro. Una parada extravagante y rompedora ante el gris y marrón propios del invierno. El complejo palaciego cuenta con otros tres más pero este es, sin lugar a dudas, en lo que no debes perderte.

Pabellón del Kaiser en Tiergarten

   Un poco más adentrado en el parque se encuentra el Zoo Tiergarten. Un viaje al ocio del pasado con una instalaciones imperiales tan refinadas, limpias, ordenadas y accesibles que cuesta creer el uso real de la infraestructura. Lo más destacado es la glorieta central del zoo con el Pabellón del Kaiser en el centro. Hoy es un restaurante. Si viajas con niños este será el lugar que recordarán de su estancia en Viena.

 Torre del Danubio

   Volvemos a sacar el tique del metro para trasladarnos a la zona noreste de la ciudad. Damos un gran paso en el tiempo para visitar la Torre del Danubio de 1960. Todo un fiasco al más puro estilo Torre de la Televisión de Berlín que ofrece unas vistas lejanas y brumosas de la ciudad. Además de estar lejos y no contar con un transporte cercano, hay que andar un buen trecho desde la parada del metro, el lugar es algo inhóspito y carente de personalidad. Por otro lado, si tienes el curioso anhelo de saltar haciendo "bungee jumping" este es el sitio idóneo. Te esperan 252 metros de caída libre.

Hundertwasserhaus
   
   Más acertada es la visita a los coloristas, locos y ecológicos apartamentos de Hundertwasser. Este arquitecto ha dejado su impronta en la ciudad a través de su desenfadada forma de ver la realidad. Una alocada arquitectura que recuerda a los tableros de juego o piezas imantadas, con una plasticidad desbordante en donde la pintura y la escultura juegan entre sí para crear perfiles divertidos y en donde la presencia de la naturaleza y sus imprevisibles formas se convierten en santo y sella. No debes perderte tres lugares para conocer la obra de Hundertwasser: la KunstHausWien, el exterior de los apartamentos Hundertwasserhaus y la galería comercial Kalke Village.

Riesenrad en el Prater

   Finalizamos nuestro viaje por Viena en uno de los símbolos de la ciudad. Entramos en el parque de atracciones decimonónico del Prater. Numerosas atracciones se conservan de su inauguración allá por 1895. De todas ellas, la más insigne es la noria o Riesenrad. Tarda 20 minutos en dar una vuelta completa y mientras esto ocurre puedes disfrutar de unas bonitas vistas de la ciudad y hacer algunas fotos. La noria sobrevivió a los bombardeos de 1945 y ha sido escenario de algunas películas como El tercer hombre o 007: Alta tensión y Antes de amanecer.

   Viena es una de esas ciudades que echas de menos pasado un tiempo. Es un lugar del que encariñarse. Pero su grandeza no está en sus grandes monumentos. Es una ciudad de pequeños pasos. De sorbos entrecortados en viejas cafeterías. De miradas agazapadas tras un paraguas. Una ciudad vestida de domingo lustrosa y ruborizada de su propia belleza. 


 

martes, 5 de abril de 2016

Viena o La ruptura del cliché

   
Casa de la Mayólica de Otto Wagner

   Si nos quedamos con lo visto hasta ahora, en las anteriores entradas, nos encontraríamos con una ciudad hecha a nuestras expectativas. Fastuosa y remilgada. Clásica y romántica Bonita pero previsible. Es cierto que Viena no puede escapar de Viena. Mozart, Sissi, Francisco José, música clásica... La ciudad está cincelada con estas referencias y el turista ha pagado su "entrada" para que le satisfagan con lo prometido. Y es lo que vas a encontrar. Gran parte de la ciudad está clonada en pos de Mozart, la música clásica y Sissi. En las plazas más turísticas hay vendedores de entradas para conciertos, los restaurantes venden cenas románticas en compañía de violines bajo la luz de las velas y en los escaparates se agolpan las imágenes de Mozart y sus bombones o Mozartkugeln (bola de Mozart). Las artes escénicas y los teatros no consiguen zafarse con facilidad del peso que la ópera ejerce de manera transversal sobre toda la ciudad. Pero Viena tiene una fuga en su coraza decimonónica que le otorga el revulsivo necesario para quitarse el miriñaque  y destensar su corsé. El aire fresco de la urbe austriaca llega principalmente a través de la pintura. Te invito a descubrir los museos más "in" de Viena.

La Albertina

   En el lado sur del Palacio Real o Hofburg se ubica la galería de arte Albertina instalada en los aposentos privados del palacio para sus invitados y subrayada por el contemporáneo voladizo metálico de Hans Hollein. Hoy en día aún quedan salas que nos recuerdan el pasado imperial y lujoso de este edificio en contraste con las diáfanas salas que alberga la valiosa colección pictórica que emprendió Alberto de Sachsen-Teschen, hijo político de María Teresa. Lo más representativo y conmovedor de esta galería es la espectacular colección permanente que recoge los 130 años de pintura que van desde el impresionismo francés a nuestros días. Las firmas de Monet, Degas,  Renoir, Chagall, Picasso o Malewitsch inundarán tus retinas de emociones tan palpitantes que pronto cambiará tu percepción de la realidad. Rechaza el ostracismo que nos impone la realidad y busca en el interior de estos lienzos otra forma de excitar tu epidermis.


Escalera principal del Palacio de Invierno bajo las luces del artista Olafur Eliasson

   Una propuesta más rompedora, en pleno centro de Viena, la encontramos en el Palacio de Invierno del príncipe Eugenio de Saboya. Un palacio barroco al servicio del arte de nuestros días que se pliega a las exigencias de nuevos guiones. Durante nuestra visita las estancias palaciegas estaban sumidas bajo el influjo de las luces, espejos y gigantes caleidoscopios del artista danés Olafur Eliasson. Algo impensable en otras atrincheradas culturas que segregan su arte bajo un patético formalismo paternal. - ¡Qué a gusto me he quedado!


Museums Quartier, Mumok

   Dejando las hordas de turistas del centro de la ciudad, cruzando el Ring por el Parque de María Teresa, llegamos hasta el Mueums Quartier. Un entramado de museos dentro de los edificios que pertenecían a los establos imperiales en donde se han levantado a su vez nuevas estructuras modernas. Por algo es el octavo complejo cultural más grande del mundo. De todos los museos que concentra la superficie destacamos el MUMOK (Museo de Arte Moderno), envuelto en su cáscara de lava basáltica y el Leopold Museum. El primero ofrece una visión del arte moderno que pasa por el Pop Art, Fluxus o el Neorrealismo. El segundo es un maravilloso encuentro con el expresionismo austriaco con la mayor colección del mundo de Egon Schielle y algunas obras de Klimt.

La Secession

   Junto a la Academia de Bellas Artes, envuelta del ambiente universitario que se respira en esta zona de la ciudad, encontramos La Secession de Viena. El edificio es testigo del modernismo de principios del siglo XX, y aunque algo ajado, su Art Nouveau sigue encandilando a los que lo visitan. Centro revolucionario de la vida artística de 1900 constituye el principal eslabón, y no tan conocido para los turistas, que nos une a la figura de Klimt. Un grupo de artistas, cansados de la interpretación del arte que la Asociación de Artistas Austriacos venía ejercitando, decide desligarse para conformar una nueva corriente de trabajo empeñada en buscar un nuevo lenguaje alejado de los dictámenes industriales de la época. Arquitectos, pintores, escultores... Hasta 19 miembros conformaron este grupo segregado que escandalizó y encandiló por igual y del que Gustav Klimt fue el primer presidente. La Secession, realizada por J. M. Olbrich en 1897, se convertía en el edificio que albergaría las exposiciones correspondinetes a los nuevos dictámenes de esta nueva ola artística inscrita en el modernismo. Los elementos de la naturaleza que la decoran, aunque breves, constituyen un refinado ejercicio de síntesis de este estilo. La cúpula de hojas doradas que corona el edificio, los místicos búhos de los costados y el sencillo labrado de árboles de la fachada principal es un juego de reinterpretación decorativa tan delicado que resulta fascinante. Antes de entrar podemos leer: " A cada época su arte, al arte su libertad". Una de la exposiciones más famosas que tuvieron lugar en el edificio fue la dedicada en 1902 a Ludwing von Beethoven. De aquel hito se conserva el Friso de Klimt que escenifica la IX sinfonía de Beetthoven interpretada por Wagner. Considerado como uno de los emblemas del Art Nouveau vienés el Friso monumental reinterpreta la música a través de una serie de ninfas, genios y humanos en busca de la felicidad. Actualmente, la Secession continua con su labor rompedora acogiendo exposiciones de arte moderno de gustos muy particulares.


Estación de metro de Karlsplatz y kioskos de Otto Wagner

   Otro arquitecto ligado a la corriente modernista de La Secession fue Otto Wagner. Su figura es muy respetada en la ciudad y podéis ver algunas muestras de sus obras arquitectónicas en Karlsplatz o junto al Naschmarkt (el mercado más grande de Viena). En sus fachadas podrás disfrutar de una radiografía del simbolismo que bullía bajo los dictámenes de este grupo de artistas.

Oberes Belvedere

Sala Carlone, Oberes Belvedere

   Pero si hay un lugar que cualquier amante del arte no puede perderse es Schloss Belvedere. El complejo barroco del siglo XVIII está conformado por dos palacios que pertenecieron al príncipe Eugenio de Saboya. El primero fue el Unteres Belvedere y hoy es un palacio más en el que deleitarse con las formas de vida de la época. Endiosado por sus victorias militares Eugenio construyó un segundo palacio, el Oberes Belvedere, que es el edificio más vistoso del recinto y en el que se guarda una fascinante colección artística que parte de la Edad Media hasta las corrientes del siglo XX. Aquí encontrarás la colección más extensa de Klimt, principal atractivo expositivo del museo. Tan sólo dos salas guardan con rigor las características del palacio: la sala Carlone y la sala de Mármol, el resto ha desaparecido. Merece la pena disfrutar del paseo entre sus fuentes, las vistas de Viena desde el Oberes Belvedere son impresionantes. Deambular por sus galerías, audioguía en mano, es un ejercicio de sometimiento ante la belleza disoluta de la multitud de obras que guardan sus muros. Una variedad tan apabullante en donde no es difícil encontrar algo que te seduzca.

Estudio de trabajo de Gustav Klimt

 
RECOMENDACIONES:

- Salir del camino trillado te va a costar más dinero. El Palacio de Invierno, el Belvedere y la Secession no entran dentro de las ventajas y descuentos de las tarjetas turísticas de la ciudad. Tendrás que decidir por qué quieres apostar. Si eres un amante de Klimt no podrás perderte ni el Belvedere ni la Secession. Si has de elegir entre los dos, el Belvedere te ofrecerá mayor entretenimiento. La Secession quiere hacer el agosto gracias al Friso de Klimt. Es muy bello, pero es lo único de interés que contiene ya que lo mejor del edificio se encuentra en el exterior.

- Nosotros descubrimos el trabajo de Egon Schiele y caímos fascinados ante su obra. Os deseamos un feliz encuentro entre los muchos artistas que guardan los museos vieneses.

- Para conocer los entresijos que se esconde tras una de las obras más conocidas de Klimt (Retrato de  Adele Bloch-Bauer I) te recomiendo la película La dama de oro de Simon Curtis.

   

domingo, 3 de abril de 2016

Viena o La gran apuesta de Francisco José

   
Ópera Estatal de Viena

   El Ring es una animada avenida circular que remarca el centro de Viena. Pasea junto al canal del Danubio, gira a la derecha para acompañar la belleza inglesa del Stadpark y vuelve a girar para encarar el tramo más espectacular de su recorrido, que comienza en la Ópera y termina en la Universidad. Una buena opción para disfrutar de esta avenida es subir al tranvía número 1 que recorre gran parte del Ring más esplendoroso. Aunque te animo a pasear por la avenida y dejarte seducir por los edificios historicistas que se alzaron entre los años 1860 y 1900 durante la regencia de Francisco José I. La avenida del Ring cambió la fisonomía medieval de la ciudad al destruir sus murallas y levantar un ostentoso bulevar ajardinado, cultural y político-administrativo acorde a la grandeza del Imperio.

Un refrigerio durante el descanso. Ópera de Viena

   Nuestro recorrido comienza en el edificio de la Ópera. El centro neurálgico de la vida musical de Viena. Un coloso de estilo neorrenacentista que fue inaugurado en 1869 con la ópera de Mozart Don Giovanni. Hay visitas guiadas pero nuestro consejo es que te hagas con unas entradas en la oficina de turismo, te enfundes tus mejores galas y disfrutes con regocijo del espectáculo que ofrece la Ópera Estatal de Viena. Desde tu entrada al primoroso hall, abarrotado de vieneses de bien y turistas desquiciados por hacerse una foto en la escalinata imperial con sus vestidos chic arrugados de estar en la maleta, hasta el regocijo de disfrutar del vibrante palpitar del espectáculo operístico que escojas, nosotros lo hicimos con El barbero de Sevilla, sentirás en todo momento que formas parte de la historia de la ciudad.

Academia de Bellas Artes

   Continuando con nuestro recorrido, frente al parque Burggarten, se alza la Academia de Bellas Artes que cuenta con una pinacoteca modesta en la que brillan tres o cuatro joyas que quizás no quieras perderte: El juicio final de El Bosco, un cautivador Murillo de niños jugando y alguna obra de Tiziano, Rembrant y Rubens. El edificio está algo descuidado por el trasiego de estudiantes que impregnan sus paredes de panfletos pero es innegable la belleza de alguno de sus rincones como el fresco del salón central (ver recomendaciones).

Museo de Historia Natural y Museo de Historia del Arte

Escalera principal Museo de Historia del Arte

   Algo más arriba, en la zona más verde del Ring se abren las plazas de Helden y María Teresa a uno y otro lado de la avenida.  En la Plaza de María Teresa se alzan dos de los edificios más visitados de la ciudad. A uno y otro lado de la estatua de la emperatriz que da nombre a la plaza se erigen el Museo de Historia Natural, que hará las delicias de los más pequeños, y el Museo de Historia del Arte, el museo más grande de Viena con obras de arte que van desde el antiguo Egipto a las pintura italiana, francesa y española del siglo XVII. Ambos edificios poseen fachadas y estructuras idénticas con suntuosos interiores de mármol, estuco y pan de oro en rivalidad constante con las obras que atesoran.

Volkstheater

   Fascinados y colapsados por igual ante la multitud de pinturas, figuras de marfil, monedas, estatuas, huesos de dinosaurios y minerales salimos de nuevo a la avenida para continuar disfrutando del esplendor urbanístico del Ring. Muy cerca se encuentra el Volkstheater. Como la Ópera Estatal pero en pequeño. Su versión low cost te permite disfrutar de obras de menor formato por precios más asequibles. Frente al Teatro Popular (podría ser la traducción del Volkstheater) disfrutarás de una zona ajardinada, mimada al extremo, repleta de parterres cargados de rosales que giran entorno a la réplica del Templo de Teseo de Atenas. El edificio fue creado a principios del siglo XIX para albergar la estatua de Teseo de Antonio Canova, hoy en el Museo de Historia del Arte.

Parlamento

   El deslumbrante Parlamento se levantó frente a los jardines del Volksgarten a finales del siglo XIX dentro de la magna obra del Ring. El edificio, interpretado bajo los cánones establecidos por la antigua Grecia, es un inmenso templo de blancura resplandeciente presidido por la estatua de Atenea como símbolo de justicia. Hay visitas guiadas por la mañana. Lamentablemente no tuvimos tiempo de disfrutar del interior.

Ayuntamiento

   Al caer la noche nuestro paseo por el Ring llega a su fin en el Rathauspark. Esta zona verde de la ciudad se rodea por el Parlamento, el Ayuntamiento, la sede de la Universidad y el Burgtheater. Uno de los lugares más asombrosos de Viena por el eclecticismo de estilos arquitectónicos que lo sustenta. Aunque todos los edificios se construyeron en el mismo periodo y bajo la vertiente historicista, aquí, se da una mayor variedad de estilos. Clasicismo, gótico, renacimiento y barroco confluyen en este lugar bajo la atenta mirada de los turistas. El parque en invierno se convierte en una inmensa pista de hielo y el ocio que ofrecen los bares y kioskos de artesanía favorecen el paseo. 

   Los estudiantes salen de la facultad anhelantes de un poco de diversión mientras el Ayuntamiento, cerrado a cal y canto, despunta en filigranas puntiagudas hacia la noche. Niños y adultos patinan serpenteando los recorridos artificiales de la pista de hielo. El tranvía número 1 para frente al Burgtheater (Teatro Imperial de la corte). Una pareja con largos y elegantes abrigos se apea de él. Con paso animado se acercan a la entrada principal del teatro, pero antes, dejan pasar a dos ciclistas que devuelven el gesto con un leve movimiento afirmativo de cabeza. No reparan en la ostentosas formas neobarrocas del edificio. Seguramente, no será la primera vez que van a este teatro. Se abre la puerta...Y continua el espectáculo.

Interior Burgtheater


RECOMENDACIONES:

- No olvides mirar los horarios de los museos. Recuerda que puedes alargar tus visitas en horario nocturno.  El Museo de Historia Natural y Museo de Historia del Arte son algunos de ellos.

- La Academia de Bellas Artes no entra dentro de as tarjetas turísticas Vienapass o Vienacard. Si estás muy interesado o interesada tendrás que abonar los 8 euros de entrada. Sin coste alguno puedes disfrutar de espectacular fresco del salón central que se encuentra en la primera planta del edificio.

Artesonado y murales del Salón central. Academia de Bellas Artes