Checkpoint Charlie
La ciudad del oso recuerda con fervor la Guerra Fría que sacudió sus ruinas tras el final de la II Guerra Mundial. Convertida en un gran tablero de juego para comunistas y capitalistas, Berlín fue el laboratorio y el gran expositor mundial para demostrar las bondades de una y otra tiranía. Cuando la lucha de gestos y dialectos dejó de ser suficiente, el laboratorio en el que se había convertido la ciudad extremó sus técnicas. En 1961 comenzaba a alzarse el Muro de Berlín y mientras los habitantes veían con cierto estupor la nueva idiosincrasia del juego mantenido entre unos y otros, el 24 de agosto de ese mismo año Günter Litfin cae abatido a tiros al intentar cruzar nadando el Humboldthafen. El juego se había terminado. La vida de veinticuatro años de Günter marcaría el inicio de una nueva era del terror para Berlín.
Museo del Muro
Museo Panorama del Muro
Los museos, monumentos y símbolos que guarda la ciudad de esta época son numerosos. Es imposible acercarse a todos salvo que deseches el resto de ofertas. El punto neurálgico del muro se encuentra en el Checkpoint Charlie. El tercer punto de control aliado se recuerda hoy con una caseta y un par de banderas. Fue aquí donde los tanques de uno y otro bando se enfrentaron a punto de abrir la puerta a una III Guerra Mundial. Unos jovenzuelos con disfraz de militar teatralizan la escena para regocijo de los turistas que cruzan desnortados el tráfico de Friedrich Str. para conseguir una foto. Muy cerca se alza el Museo del Muro donde se describe la pericia y los inventos con los que los berlineses de la RDA intentaban escapar hacia occidente. Junto a este museo se encuentra el Panorama del Muro. Este museo guarda la gigantesca pintura realista del artista Yagedar Asisi en el que se expone la visión desde occidente del muro de Berlín un día de 1980. El sistema de luz, los sonidos históricos rescatados para acompañar el panorama así como el andamiaje desde donde el turista puede vislumbrar todo el espectáculo pictórico de Asisi resulta profundamente evocador.
Obra pictórica de Yagedar Asisi
El nueve de noviembre de 1989 las puertas del muro se abren tras veintiocho años de división. La caída del muro había llegado y los berlineses salen a la calle, picota en mano, para destrozar el emblema de la opresión. Al tiempo que el muro se venía abajo los bolsillos de los "listos" se llenaban con los escombros que hoy llenan las tiendas de souvenir de la ciudad. Si seguimos el fluir del Spree y nos alejamos del centro hacia Friedrichshain encontraremos en la cara este del río la East Side Gallery. Aunque el muro se vino abajo con una velocidad inusitada se conservó más de un kilómetro en el que artistas de todo el mundo dejaron plasmadas las renovadas esperanzas por una nueva era. - "Algunos seguimos suspirando por sentirnos invadidos de esa jactancia a tenor de nuestro presente". Inundado por los turistas, parcelado por una valla metálica y atenazado por la especulación urbanística (ya se perdieron más de cincuenta metros) el muro del East Side Gallery es la colección de pinturas murales al aire libre más grande del mundo.
Detalles de East Side Gallery
Volvamos a Friedrich Str. Salgamos del bullicio turístico que genera el Muro. Te recomiendo girar por Mauer Str. y dejar la sensación de "producto mercantil" que genera todo lo que gira en torno al muro. No muy lejos se alza una estructura de hierro que recuerda los contornos de la arrasada iglesia protestante de la Trinidad. Junto a ella una colorista escultura a modo de petate gigante anudado con cuerdas con elementos que parecen escaparse del ovillo. Entra en la estructura de hierro en el que debería ubicarse la iglesia. Una vez allí; lee. Nos quedamos con esta imagen como resumen de este Berlín.
Hope // Esperanza
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