sábado, 26 de marzo de 2016

Berlín o La isla de los cien años

   
Monumento a Otto von Bismarck en Tiergarten

   Con el final de la invasión napoleónica en 1810, comienza una nueva era de crecimiento económico para Berlín. El siglo XIX coloca a la ciudad como una de las más prometedoras del mundo, y las habilidades de Otto von Bismarck, durante su mandato como canciller entre 1862 y 1890, configuran los límites de la Alemania que hoy conocemos. Industria, cultura, democracia y determinación vuelven a ser los pilares del milagro alemán.

Altes Museum

   La mejor forma de conocer los aspectos del Berlín que se convertiría en el vórtice de guerras mundiales durante el siglo XX es pasear por la Isla de los Museos. En el centro de la ciudad, el río Spree se divide en dos a través de un canal que comienza su transcurso pasada Friedrichstr formando una isla alargada hasta las cercanías de Bruckenstr donde el Spree vuelve a ser uno. Cruzar la isla de lado a lado nos va a permitir viajar desde 1830 a 1930. Cien años para admirar los tesoros más codiciados de Berlín. Necesitará estar fresco y cargado de optimismo pues es fácil derrumbarse ante la magnitud de la empresa. Museumsinsel, o la Isla de los Museos, es un viaje de 6000 años de arte. Prepare su capacidad de frustración para enfrentarse a lo inabarcable y busque en su cartera la tarjeta de viajero VIP porque esta Isla es un regalo para los dioses. 

El Joven rezando

   En 1830 se inaugura el Altes Museum. Berlín es una ciudad arrastrada por la Revolución industrial. El primer tren llega a Potsdam este mismo año. Las fábricas se alzan por toda Berlín y las migraciones del campo a la ciudad son abrumadoras. Hay trabajo, colapso y reivindicaciones de libertad y mejoras para el pueblo. El edificio nace ajeno a esta realidad y se presenta como una pared de columnas interminable tan descomunal que requiere un tiempo para respirar. Con grandes letras doradas se nos recuerda quién fue el impulsor del museo, Federico Guilermo III. Cien años atrás, Berlín fue llamada la Atenas del Spree. Con este edificio, seguramente, recuperaría el título. El interior es un bufé libre para los amantes de la cultura clásica que disfrutarán de una orgía de mármol. Es imposible no caer rendido ante la escultura de El joven rezando (300 a.C.).

Neues Museum

Escalera de hormigón en Neues Museum

    Con Federico Guillermo IV al mando y litigando con las revueltas que animaban los liberales y nacionales deseosos de un parlamento, se alza en 1855, el Neues Museum. De estilo neoclásico, y duramente golpeado tras la II Guerra Mundial, el Nuevo Museo abrió en 2009 para guardar los tesoros egipcios del reino alemán. También encontramos en su interior un ala dedicada a la Prehistoria e Historia Antigua. Pero no nos engañemos, la diosa que reina en las salas del Neues Museum se llama Nefertiti (1330 a. C.). Las salas que no sucumbieron a las llamas y la llamativa reinterpretación arquitectónica del edificio son dignas de admirar. Un nuevo enclave para disertar sobre la confluencia de estilos y materiales que tiene su epicentro en la megalítica escalera de cemento que perfora el edificio.

Alte Nationalgalerie

   1876. La Isla de los museos vislumbra un nuevo museo. La Alte Nationalgalerie es un templo griego adosado a una doble escalinata que nos lleva definitivamente a la Acrópolis de Atenas. No resulta tan fastuoso como el Altes Museum. O será que nuestros ojos ya se han acomodado a la grandiosidad de la isla. El edificio nace inmerso por la amplitud de miras de Guillermo I, cercano al progreso y con ganas de delegar poder. Surge la figura del primer ministro encarnada en Otto von Bismarck encargado de unificar a Alemania bajo la batuta de Prusia. En el interior, la Alte Nationalgalerie nos guiará por la pintura del siglo XIX. Para nuestro gusto, algo flojo. Podría caerse de tu viaje si no te seduce la pintura impresionista a granel.

Bodemusuem

Hall de entrada al Bodemuseum

   Cambiamos de tercio arquitectónico y nos trasladamos a la esquina norte de la isla. Allí crece el Bodemuseum en 1904. Con una propuesta neobarroca la grandiosa cúpula de bienvenida es uno de los reclamos del edificio. Tan sólo una década después, Alemanía se vería arrastrada a la Gran Guerra de la mano del vecino austro-húngaro. Con una de las mejores colecciones de escultura del mundo, el Bode, de espaldas a sus clásicos compañeros, nos presenta un revoltijo de obras de Italia y Alemania difícil de consumir para el turista medio. Un paseo por el edificio es agradable, pero entumecido por lo visto hasta ahora resulta algo tedioso. Pero si andas animoso la portentosa sala de entrada tiene una belleza innegable.

Sección central de la fachada del mercado de Mileto

Detalle Puerta de Ishtar

   Tras la I Guerra Mundial, Alemania resurge una vez más con el brío al que ya nos tiene acostumbrados. La década de 1920 es cabaret, intelecto y modernidad. Einstein, seguramente, pasearía por Museumsinsel con la misma fascinación con la que lo hacemos nosotros. La Gran Depresión de 1929 golpea a Berlín una vez más destrozando sus sueños de libertad y prosperidad. Es en este fragor en el que se levanta la gran tapadera arquitectónica de tres cuerpos que es el Museo de Pérgamo. Y decimos tapadera porque es el primer museo que se construye sobre las obras. La grandiosidad de los tesoros que lo componen sirven de estructura al edificio; como la Puerta de Ishtar, el Altar de Pérgamo o la fachada del Mercado de Mileto. En 1930 se concluyen las obras. Tres años después, Hitler será nombrado canciller. El Museo de Pérgamo es el principal atractivo turístico de Berlín. En el se inscribe la enormidad de Grecia, Roma, Babilonia y Oriente Próximo. Para entrar en este museo has de estar preparado para: -"Llorar a moco tendido". Obviando la exageración, no podemos discutir el diálogo interior que se produce entre el visitante y lo expuesto. Crea valor la frase de: "hacer historia". Codearse con los tesoros del Pergamonmuseum es sublimar como especie a cada paso. Si su intención es ir en los próximos diez años a Berlín prepárese para quedarse a medias. El museo de Pérgamo se encuentra atrapado bajo una bestial restauración que tiene más de la mitad de su espacio cerrado por obras. Los proyectos para la joya de Museumsinsel consisten en crear una cuarta galería de trazado contemporáneo dejando un monumental patio interior. Además se creará una galería coracha anexa al edificio que servirá de acceso principal.

Catedral de Berlín

   Durante nuestras idas y venidas por la Isla hemos tenido una fiel compañera que ha observado paciente como queda relegada a un segundo plano. Hablamos de la Catedral de Berlín. Restaurada en los noventa tras los destrozos de la II Guera Mundial muestra su cara neobarroca con menos altura de la que inicialmente tuvo a principios del siglo XX. Las verduscas cúpulas de cobre y la suciedad que enmarca su fisonomía la dota de un aspecto lánguido y romántico. Nada que ver con el exultante interior preñado de color y monumentalidad.

Espectacular sala de Prehistoria en el Neues Museum

   La tarde cae sobre la Isla de los Museos. El frío se acrecienta y los turistas partimos en retirada. En invierno todo cierra muy temprano. Las sombras de las grúas del Pergamomuseum y del Humboldt Forum se tienden impacientes sobre la Isla. Es hora de recapitular. Sopesar sobre la oportunidad que ofrece Museumsinsel para viajar por el mundo en menos de un día. Reflexionar ante las fastuosas salas decimonónicas, que son joyeros a medida de las obras que contienen, y que llegan a robar el protagonismo a algunas de sus piezas. Entendemos perfectamente que este lugar forme parte del Patrimonio de la Humanidad. Por otro lado, nos quedamos perplejos ante las enormes obras que surcan la Isla y se nos queda una media sonrisa de nerviosismo en la cara al escuchar un deseo que nos palpita desde muy dentro y que nos susurra: - "Tenemos que volver cuando todo este terminado. Será grandioso. "

¡¿Más?! Allí estaremos.


Vista de la Isla de los Museos tras las obras. Bodemuseum, Pergamonmuseum, Neues Museum, Alte Nationalgalerie y Altes Museum (de arriba a abajo y de izquierda a derecha)


RECOMENDACIONES:

- En las oficinas de turismo podrás hacerte con la Museumpass. Por 24 euros tendrás acceso a estos y muchos otros museos de la ciudad durante tres días. Una auténtica ganga.

- Desayuna fuerte, seguramente no querrás perder tiempo para comer hasta el cierre de los muesos.

  


   




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