Currywurst
Uno de los grandes atractivos de Berlín es su accesible comida. Por precio y elaboración, son platos abiertos a casi cualquier tipo de paladar. Hasta el más quisquilloso puede encontrar una mesa en la que deleitarse con un buen plato germánico. Ojo. Y no siempre es necesario sentarse. Si deseas comer algo rápido y barato entre museo y museo encontrarás en cada esquina un pequeño establecimiento de "currywurst". El McDonald´germánico sirve salchichas cocidas o asadas embadurnadas en salsa de tomate y curry espolvoreado. Un bocado con un punto justo de picante para entrar en calor. El cariño patrio hacia este plato está tan desarrollado que posee su propio museo muy cerca de Checkpoint Charlie.
Black Pudding horneado en RutzBar
En el otro extremo se encuentran locales a la última, con estrellas y sin ellas, que se adentran en una cocina más innovadora. La cocina de autor alemana, al menos, la que hemos probado, no ha llegado a satisfacer en demasía nuestro paladar. No estamos hablando de aberraciones o crímenes gastronómicos pero sentados a la mesa nos encontramos con platos desdibujados y sabores unidos con calzos. Eso sí, estos lugares te abren la posibilidad de adentrarte en el mundo de los vinos autóctonos. Y no tendrías un viaje completo a Berlín sin degustar alguno de sus Riesling. Vinos de uva blanca criados en las tierras fértiles del Rhin. Tranquilo, tranquila, con el precio de las copas no creo que consigas emborracharte. Un buen lugar para adentrarte en el mundo de los vinos y la cocina creativa es el restaurante Rutz. Nosotros vivimos la experiencia económica (económica según qué) en su bar de tapas. El restaurante con dos estrellas Michelin no está al alcance de todos.
Goulash y salchichas cocidas
¿Lo que realmente nos emocionó? Las experiencias gastronómicas que captaron más nuestra atención fueron las relacionadas con la cocina tradicional alemana. Tenemos dos recomendaciones que no podrás perderte. Por un lado, viajando a la cocina del sur germánico, os aconsejamos una visita al restaurante Augustiner am Gendarmenmarkt. Un lugar tradicional, preparado para el turismo, pero que conserva lo mejor de la cocina bávara, incluidos camareros. Disfruta de unas buenas salchichas cocidas, un sabroso goulash (asado de carne) y un pretzel recién horneado por un precio justo que no te costará abonar.
Codillo en Zur Letzten Instanz
La otra propuesta, y que hemos dejado para el final, es una visita al restaurante Zur Letzten Instanz. Desde 1621 esta cocina lleva alimentando a los berlineses con el mejor codillo de la ciudad. Napoleón, Angela Merkel o Beethoven se han sentado en estas sillas. El lugar es muy acogedor, con elementos folclóricos que no chirrían y un trato bastante aceptable para el carácter alemán. Seguramente compartirás mesa. Algo bastante frecuente en estos lugares tan codiciados y que te permitirá completar la experiencia culinaria brindando con desconocidos mediante un educado: prost (salud). No olvides pedir postre.
Interior del Restaurante Zur Letzten Instanz
No hay comentarios:
Publicar un comentario